3.- Diagnóstico de la REALIDAD.
DONDE NOS VAMOS A
METER.
Una parte que nos cuesta entender
a los entrenadores de iniciación es saber cuál es el patrimonio del CLUB. Lo
voy a escribir para que lo sepan, LOS JUGADORES.
Los criticamos por muchos
factores, falta de implicación, no se deja corregir, es muy malo, hace lo que
quiere; y también los ensalzamos hasta las nubes, es una máquina, nunca entrene
a nadie como él, tiene un talento especial, va a llegar muy lejos y muchas
expresiones más.
Pero tanto los primeros como los
segundos son los jugadores que tenemos. Y cuantos más tengamos mejor. En un
deporte como el voleibol no podemos permitirnos rechazar jugadores, es un lujo
imperdonable. Eso no quiere decir que tengamos que aguantar todo lo que nos
echen, existe un proyecto de Club con sus objetivos y tendremos que saber
interpretarlo con el grupo que tenemos. Es por esta razón que hemos de conocer
al grupo lo antes posible.
·
Descubrir las motivaciones que cada jugador
tiene respecto del equipo.
·
Implicación en la actividad.
·
Actividades complementarias con los estudios.
·
Objetivos que tiene dentro del voleibol.
·
Informe individual del jugador en el CLUB:
o
Años de permanencia.
o
Datos personales y antropométricos.
o
Conocer el nivel de esfuerzo, sacrificio,
exigencia e implicación.
o
Crecimiento técnico-táctico.
o
Roles dentro del equipo.
o
Pruebas físicas
Vuelvo a incidir en seguir los consejos que pueden aportar la dirección técnica, qué es la que ha supervisado el trabajo durante los últimos años.
Hemos de incluir la información
de los jugadores que van a compartir equipos (las que suben desde la categoría
inferior como las que van a estar en el equipo superior) pues será importante
para empezar a pensar en la formación de nuestra plantilla.
Es el momento de utilizar la comunicación con el resto de entrenadores y el director técnico, para coordinar los horarios de entrenamiento y disputa de partidos de los jugadores implicadas. El no tener todos claros esta información, perjudicará al jugador a lo largo de toda la temporada. Ideal diseñar un protocolo de actuación general y plasmarlo en un documento que vaya creciendo a lo largo de la temporada.
Volver a pensar en la EMPATÍA, el
beneficio del jugador redundará en el de los equipos implicados. No pensemos
que pierde tiempo con otro entrenador y lo gana conmigo, que mi partido es más
importante que el del otro equipo, yo no le enseñaría eso, conmigo progresaría
mucho más, es que es mi jugador, etc.
Tiene que haber un responsable
que decida tras haber escuchado la opinión de todos los implicados, el director
técnico. Una vez tomada la decisión A TRABAJAR EN EQUIPO. No se puede estar
toda la temporada supeditando nuestro trabajo por una decisión tomada desde la
dirección técnica, tienes más jugadores para trabajar y progresar, demuéstralo
con ellos.
Cuidado con la elección de la
plantilla, no puedes quejarte todo el año. Seguro que hay jugadores con un
nivel bajo o de aprendizaje retardado, algunos poco motivados, otros con
problemas personales; pero la elección es para toda la temporada. Se puede
conseguir que los jugadores se motiven o impliquen durante un tiempo, pero si
no lo tienen interiorizado es difícil que eso se mantenga en el tiempo. No hay
que forzar al jugador, pero tampoco castigar.
Si piensas que te has equivocado
en la elección de un jugador en concreto, has de ser honesto y hablar con él,
no le tengas engañado durante el resto de la temporada. En presencia del
Director Técnico puedes explicarle lo que tú pensabas y lo que se está
produciendo. Recuerda que la verdad tiene tres piernas “la tuya, la suya y la
verdad”.
Es mejor tomar una decisión en un
momento concreto, que aguantar una situación que puede perjudicar al grupo.
3.4 Los Recursos
Para empezar a planificar nuestro
trabajo es necesario conocer los horarios de entrenamiento. No es lo
mismo entrenar dos días dos horas que tres días hora y media. Tener lunes,
miércoles y viernes que martes, jueves y viernes o en algunos casos lunes,
miércoles y jueves. Puede diferir en algunos aspectos el trabajo a desarrollar
durante la semana.
Hemos de saber si somos los
primeros en utilizar la instalación (no están montados
los palos y la red, por ejemplo, abren la instalación a la hora en punto y no
se puede acceder antes) o por el contrario vamos después de algún equipo del
club (y por lo tanto podemos empezar a realizar algún tipo de movilidad
articular sin molestar al otro grupo).
Volvemos a la siguiente idea “lo
que no quieras para ti, no lo quieras para los demás”. Y diréis, ¿a qué viene
esto?.
Este tiempo que ocupáis cuando
está entrenando otro equipo tiene que estar planificado y controlado, no se
puede molestar a dicho grupo. Es un tiempo-espacio compartido (pero es el
tiempo de dicho grupo) y tiene que ser útil a la vista de todos. No puede haber
un tono alto de voz o gritos, carreras, sensación de descontrol u ocupar mucho
espacio. Tenemos que situarnos en un entorno pequeño (en una esquina alejada de
la pista, al lado de gradas o vestuarios), si es formando un circulo o
semicírculo mejor, trabajar todas coordinadas para dar mayor sensación de
seriedad y concentración, hablar lo menos posible, seguir la rutina propuesta
por el cuerpo técnico y sobre todo, que parezca que no estamos.
Con ello ganaremos respeto para
poder seguir desarrollando nuestro trabajo, en caso contrario nos impedirán (o
por lo menos lo intentarán) que lleguemos antes para calentar porque les
molestamos. ENTENDIDO
Consultaremos con la dirección
técnica la programación de los partidos. Con cuanto tiempo sabemos el
horario de estos, en que pabellón o pista jugamos, si difiere de la que
entrenamos, si el horario es de mañana o tarde, a primera hora o a última. Estudiar
la posibilidad de realizar propuestas para alguno de ellos que consideremos
importantes, pero sin apretar en todos ellos.
A lo largo de mis años he
comprobado que para algunos entrenadores todos los partidos son TOP, pero para
el resto de mortales NO. Desde fuera no se ve así, y es por esto que hay que
maximizar esfuerzos para aquellos donde te va la vida.
Otro vistazo de esta sección
estaría encaminado a los recursos materiales. Con que
contamos para poder desarrollar nuestro trabajo en la pista. Y empezamos por lo
más sencillo: NÚMEROS DE BALONES.
Parece increíble, pero en
iniciación no creáis que todo el mundo tiene 10-12 balones para entrenar. No os
creáis unos desgraciados por tener solo 6-8, hay mucha gente que entrena así y
no le pasa nada. Tendrás que adaptar los ejercicios, tiempos, repeticiones y
rotaciones a lo que tienes. Otra forma es invertir en ello, tu como entrenador
aportar uno de tu propiedad, o preguntar si algún jugador puede traer alguno. A
lo mejor no sirve para el juego global porque es de distinta marca o tipo, pero
para calentar, para realizar ejercicios analíticos, trabajo por parejas y
tríos, siempre es una ayuda.
Aquí os dejo una lista de
material que podemos ir añadiendo al que tenemos: elásticos o gomas, balón
medicinal, una barra para pesas, unas mancuernas, unos discos de distintos
pesos, unas cuerdas como comba, fitball, bancos suecos, unas pelotas de
tenis/balonmano, una escalera, unos conos, no estaría mal tener esto
cualquier equipo para completar los entrenamientos. Tampoco hace falta desde un
principio, estudiamos lo que tenemos y con inventiva vamos consiguiendo el
resto. Hay que controlar el mercado de segunda mano para aprovecharnos.
La posibilidad de tener un segundo
entrenador o un preparador físico nos ayudara a la mejora de equipo.
Cuatro ojos ven más que dos, y ya no te digo seis. La mayoría de los CLUB no se
lo pueden permitir por presupuesto, pero hemos de volver a ser imaginativos.
Alumnos que necesiten hacer las practicas del nivel I de entrenador,
estudiantes de Ciencia de la Actividad Física y Deporte (INEF) o Técnico
Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva (TAFAD) que también lo
necesiten, algún jugador del club con interés e implicación, suelen ser algunas
de las opciones. Algunas veces tienes que tirar de alguna amistad, alguien
conocido del entorno del voleibol cuya preparación no es la más adecuada. Hay
que engancharle y más tarde formarle, guiarle sin agobiarle.
En caso contrario arrimar el
hombro y a trabajar solo, no es excusa para poder realizar nuestra labor.
3.5 ¿Qué puedo aportar? ¿En qué puedo ayudar?
Mi madre
me inspiro, primero hay que dar para luego recibir. Juan Roig (Mercadona)
En capítulos posteriores
hablaremos de mi filosofía con el voleibol, pero aquí empieza un pequeño
adelanto.
Después de todo lo que estamos
comentando en el análisis de la situación, viene el momento de empezar a
aportar nosotros. Hemos conocido todo lo que envuelve al CLUB, al equipo que
vamos a entrenar, los jugadores de los que nos haremos cargo y los que les
rodean, los horarios y los recursos tanto materiales como humanos. Pero nos han
fichado a nosotros, por algo será.
Según hemos ido definiendo estos
pasos, hemos ido también descubriendo las posibles fisuras que vamos a
encontrarnos. Las dificultades que va a tener nuestro programa, las ayudas e
impedimentos que vamos a encontrar, los apoyos con los que vamos a contar, pero
los rivales que también tendremos.
Es por esto que tenemos que
definir una buena estrategia sobre como encajamos nosotros en todo esto.
La aportación puede ser
desde muchos puntos de vista, nuestra experiencia en otros equipos, nuestro
conocimiento del juego, el título que tenemos, las relaciones con otros clubes,
algún jugador que podamos captar, el programa deportivo que se ajusta a los
objetivos o filosofía del club, nuestra implicación, seriedad y trabajo.
Pero no con palabras, con hechos.
Tampoco durante unos meses, durante toda la temporada.
La ayuda se notará en que
hay una persona más para colaborar en las actividades marcadas por el CLUB. Eso
tendría que ser nuestra mejor carta de presentación. Organización de la
pretemporada, asistencia a las reuniones, torneo de presentación, jornadas de
especialización o captación, campus, charlas de entrenadores, cursos de
formación, asistencia a partidos de los equipos del CLUB, transmitir este
espíritu a nuestro equipo.
En resumen, colaborar en cuantas
actividades podamos para hacer crecer al CLUB. No somos tantos en el voleibol,
una mano más siempre es bienvenida.
3.6 La experiencia
El entrenador en este momento ha
de ser honesto consigo mismo, ser realista con lo que tiene, ayudarse de toda
la información que ha podido reunir de los apartados anteriores y empezar a
desarrollar un pequeño guion del camino que quiere seguir.
La experiencia es buena consejera
para no quedarse ni muy corto ni muy largo, pero esa se aprende con los años.
De eso no hay receta. La
experiencia en vida ajena, NO ES EXPERIENCIA.
Para conseguir tu camino tendrás
que cometer muchos errores, nadie es perfecto. Algunos cometemos más que otros,
pero siempre se cometen. Hay muchas variables de las que no hemos hablado que
pueden llevar a mal puerto el viaje y que no vamos a poder controlarlas.
Algunas de ellas son: las
lesiones de los jugadores, los jugadores con malas notas en los estudios o
exámenes en ciertas fechas, viajes imprevistos o de los que no nos informan
hasta última hora, partidos aplazados, suspensión de entrenamientos por
ocupación del pabellón, jugadores que desaparecen o simplemente que lo
planificado no atendía a la realidad que nosotros habíamos percibido.
Es el momento de recapacitar y
reorientar el trabajo, no podemos seguir golpeándonos contra una pared. El
grupo es más fuerte que el individuo y tendremos que variar el camino. No
estamos para sufrir, ni los jugadores ni el entrenador.
La experiencia nos ayudará a
dirigir de nuevo al grupo, buscando nuevos objetivos que satisfagan a todos y
que haga que el grupo progrese. A lo mejor más lento, pero más seguro. Esta es
una buena lección que hemos de aprender, no todo tiene que ser al ritmo que
nosotros queremos en iniciación. Calidad por encima de cantidad.
Hay que ir cumpliendo etapas, y
no nos las podemos saltar, en eso caemos muchas veces los entrenadores.
PACIENCIA, todo llegará a su
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario