miércoles, 7 de agosto de 2019

¿CÓMO DAR UN SALTO DE CALIDAD?


Muy buenas a tod@s

Cuando comenzamos a leer documentación para poder desarrollar las anteriores entradas sobre Metodología y Didáctica en el Voleibol, tuvimos la fortuna de encontrar esta publicación de Juan Manuel Cichello (Congreso Internacional Valladolid 2018) en la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Voleibol. Parte I y Parte II.

Agradecer a ambos dichos aportación en la redes, de la cual ahora nos hacemos participes.

Su historial en la web de la LEGAVOLLEY lo hemos ampliados con sus logros:






 Es el momento de disfrutar de sus palabras:

“Poca agua y mucho fuego. Para cambiar y mejorar un jugador o un equipo se necesita en el entrenamiento de muchas repeticiones en poco tiempo”

¿Alguna vez se han preguntado cómo comportarse para que su equipo dé un salto de calidad? 
Quiero intentar explicar éste concepto con una anécdota personal, de modo que se pueda entender mejor la idea de algo que normalmente todos los entrenadores utilizan en la dialéctica, pero que no es tan fácil como parece poner en práctica.
Julio Velasco venía a veces a ver el entrenamiento del primer equipo cuando lo dirigía Jon Uriarte y cuando lo conocí le pedí para hablar de voleibol. Un día le pregunté si quería quedarse a ver uno de mis entrenamientos para poder criticarlo duramente. Aceptó muy amablemente. Le dije que quería dar un salto de calidad en nuestro cambio de saque porque el ataque de nuestro opuesto no era efectivo y todos los adversarios se organizaban para intentar detener a nuestro central y punta.
Luego, después de presentar a Julio a los jugadores (y algunos ni siquiera lo conocían, aunque yo no lo creía…), empecé. Vio toda la sesión de entrenamiento y, gracias a su presencia, los jugadores obviamente pusieron en la cancha mucha más energía y disposición. Al final estaba contento y muy confiado, porque el ritmo y la actitud de los jugadores habían sido excelentes, así que me acerqué a Julio e inicié un diálogo.
·         Yo: “¿Qué te parece?”
·         Velasco: “¿Cuántas veces atacó el opuesto en el cambio de saque?”
Yo no sabía cuántos ataques había hecho e inmediatamente me puse nervioso, pero dije un número aproximado, 32, ya que habíamos entrenado para que todos los opuestos atacaran en el cambio de saque.
·         Velasco: “No, sólo 15: 9 el opuesto de un lado de la red y 6 el del otro”.
Él los había contado y yo no (más tarde revisé el video del entrenamiento y no sólo las repeticiones eran pocas, sino que en esos ataques sólo habían hecho tres puntos cada uno). Luego me hizo una pregunta.
“¿Qué es un salto de calidad?”.
De repente me puse muy nervioso. Pensé por unos segundos y dije: “Algo que no funciona y tenemos que hacerlo mejor”.
·         Velasco: “No, ¿qué es un salto de calidad?”
A estas alturas, la alegría y la satisfacción por el entrenamiento que habíamos hecho habían desaparecido. Al mismo tiempo estaba dominado por los nervios y la tensión. Velasco me había hecho una pregunta y no sabía qué responder. Le dije inseguro: “Ser capaz de aprender algo que no puedes hacer”.
·         Velasco: “No”.
Mi tensión estaba por las nubes y me sentí como un idiota. Permaneció en silencio un momento, pero para mí fue una eternidad… entonces me dijo:
“¡Es cambiar de estado!”
Y añadió: “¿Cómo cambia el agua?”
Conocía la respuesta, pero con un enorme temor de responder mal, le dije tartamudeando: “Si la pones a hervir, se evapora”.
·         Velasco: “¡Exacto! Ya no es más agua, es vapor, es otra cosa”.
Y empezó esta explicación que, desde ese día, utilizo en todos los cursos que hago y en todos los equipos que entreno.
“Si pones mucha agua en una olla grande a fuego lento, tardará mucho tiempo en evaporarse, pero si pones un poco de agua en un recipiente pequeño con mucho fuego, ¡evapora inmediatamente! ¿Crees que 9 y 6 son suficientes ataques para poder dar un salto de calidad?”
Sólo moví la cabeza diciendo que no, sin hablar, sin decir nada. No quería equivocarme más.
Luego continuó diciéndome que lo que hacemos en los entrenamientos es lo que nos pone en condiciones de dar un salto de calidad: tenemos que aumentar las repeticiones ganadoras de lo que queremos mejorar para poder cambiar.
Desde ese día he cambiado la forma en que pienso y planeo mis entrenamientos, he dejado de hacer un poco de todo. Todos los días y en todas las sesiones que hicimos en esos años, por ejemplo, nuestros opuestos tenían que ganar 10 puntos en el cambio de saque (para alcanzar eso, obviamente, las repeticiones aumentaron de 20 a 25 al día para cada uno).
Luego intentamos jugar una pelota muy rápida para aumentar la eficiencia y logramos dar un pequeño salto de calidad, porque es cierto que ese año ganamos por primera vez en la historia simultáneamente los Campeonatos Sudamericanos de Juveniles y de Menores venciendo a Brasil por 3-1 en Brasil y que ambos equipos ganaron la medalla de bronce en los Mundiales de 2009, pero no pudimos, a pesar de todo ese trabajo, hacer crecer a ese opuesto que el primer equipo está buscando aún hoy.
Antes de empezar a dar consejos
Sé que sobre todo los entrenadores jóvenes esperan la receta mágica que revela el secreto para dar el salto de calidad de sus equipos y lamento informarles de que no se las daré. No porque la tenga y no quiera compartirla, sino porque he aprendido que no hay una receta universal, porque todo depende de la realidad de cada equipo, del torneo en el que participe y de los momentos en que suceden las cosas en el juego. Estos factores permiten entender y, en consecuencia, elegir qué entrenar y cómo hacerlo. También aprendí que no existe un único método y que, afortunadamente, el voleibol no es una religión. Si profesas una, no puedes ser de ninguna otra. Hoy en día no veo el voleibol absoluto, aunque en la historia a menudo se ha identificado con el pensamiento de un entrenador o de otro.
También he tenido la suerte de haber viajado mucho, he visto cómo se entrenan los equipos en muchos lugares del mundo y he llegado a la conclusión de que hay métodos diferentes que pueden tener éxito, aunque no los comparta y no me gusten. Pero si los critico o los juzgo inmediatamente, tal vez pierdo la oportunidad de aprender o tomar algo importante de esa experiencia.
Por ejemplo, el método de entrenamiento de las selecciones de Estados Unidos es completamente diferente al de la selección masculina brasileña dirigida durante muchos años por Bernardinho, pero ambas han logrado saltos de calidad notables en sus equipos y nunca me atrevería a decir que los métodos utilizados eran erróneos.
Vuelvo a citar a Velasco y admito que le “robé” muchas ideas y conceptos: no me parece correcto hacerlos parecer míos. Como saben, trabajé con él y tuve la enorme oportunidad de ver y experimentar de primera mano cómo se las arregló para dar el salto de calidad con la selección masculina iraní. Me contó que en la historia del voleibol todos los equipos que tuvieron la supremacía durante mucho tiempo (Copas del MundoMundialesJuegos Olímpicos ganados consecutivamente) como Rusia en 1978 y en 1982, los Estados Unidos de 1984 a 1988, su Italia de 1990 a 1998 y Brasil de 2002 a la fecha, tuvieron diferentes formas de montar la preparación física, de entrenar y de jugar voleibol. ¿Y entonces? ¿Cuál es el mejor método? ¿Cómo lo elijo?
Tenemos que partir del juego y esto nos enseña también a observar que hay muchos factores que influyen en el resultado final, que no existe una sola verdad o un método único, ¡sino que todos esos equipos han jugado con más calidad y eficiencia que los adversarios de su época!
Digo esto porque es muy importante tener una mente abierta para poder adaptar a la realidad las sugerencias que ahora voy a describir.
¿Cómo podemos cambiar a las personas?

Hoy la ciencia y la medicina, a través de la neurociencia, han demostrado ser mucho más precisas que antes: sabemos mejor cómo funciona nuestro cerebro y cómo se producen los cambios en los seres humanos. Obviamente no soy un experto en la materia, pero soy una persona curiosa que trata de entender con un poco más de profundidad los fenómenos causados en nuestros cerebros y cómo aprendemos o cambiamos algo. Impulsado por esta gran curiosidad, leí (cito la bibliografía al final para que también puedan consultarla), busqué y me relacioné con algunos especialistas en el campo que confirman y demuestran que cualquier cambio es posible. Se trata simplemente de un objetivo que no es fácil de alcanzar y requiere compromiso y dedicación.
Nuestro cerebro, que nunca deja de trabajar y que controla acciones, sentimientos y emociones, para optimizar su trabajo intenta hacer siempre el mínimo esfuerzo, no por pereza sino para ahorrar energía. Cuando se repite algo muchas veces, la mielina que cubre las conexiones entre las neuronas aumenta. Cuanto más realizamos la acción, más mielina ayuda a que la conexión sea rápida y eficiente. A medida que la conexión aumenta, la respuesta también es más rápida y podemos ejecutarla automáticamente, casi sin pensar.
Esto ayuda al cerebro a ahorrar energía para un mecanismo ya conocido y a utilizarla para otra función. Anteriormente se pensaba que cambiar una técnica mal aprendida era casi imposible, porque se pensaba que dejaba una huella motora difícil de modificar. Hoy se ha demostrado que no lo es. Podría ser complicado, por supuesto, porque tendremos que crear una nueva conexión neuronal que, al principio, como toda cosa nueva que hacemos, necesitará de toda nuestra atención.
Lo haremos con torpeza, cometeremos errores y tenderemos a responder como antes. Al principio esa nueva conexión será muy débil y necesitará de muchas repeticiones y errores, pero conseguir aumentar los niveles de mielina convertirá ese pequeño hilo inicial en un gran cable de acero en el cual la información viaja muy rápidamente y nuestra respuesta será aún más eficiente. Esto significa que no es la huella anterior la que se corrige, sino que se crea una nueva y esto es fundamental para tener la certeza de que el cambio es posible.
Por supuesto, también está comprobado que nadie logra cambiar o aprender si piensa que no le interesa o que no lo necesita. Crear esa necesidad de cambio en nuestros jugadores, a veces, es el punto más importante para lograr el éxito en nuestro trabajo. A algunos jugadores profesionales con más experiencia, ya consagrados e idolatrados, los cambios les cuestan más que a los otros por esta misma razón, porque consideran que no los necesitan: la gente los ama, ganan dinero, ¿por qué deberían cambiar?
Otro factor que influye en la posibilidad de hacer un cambio es el entorno, son los valores y las creencias que tenemos, cómo pensamos nuestra realidad: estos factores condicionan profundamente nuestra forma de reaccionar frente a las situaciones.
Si creemos que las cosas suceden por destino, que somos formas talladas en una piedra, que un atleta es fuerte o no lo es, que tiene o no tiene talento, que una persona nace genio o que si hubiese tenido un alto coeficiente intelectual sería inteligente o sino no, a estos jugadores el cambio les costará aún más porque tienen lo que Carol Dweck llama una “forma de mente estática”.
Obviamente no todos son iguales y tienen la misma capacidad, no todos pueden ser Einstein o Messi, pero cualquiera puede entender que con esfuerzo, dedicación y compromiso se puede lograr el mejor resultado personal. Mostrar interés en aprender, crecer y cambiar a través de la aplicación y la experiencia significa para la misma autora tener una “mente dinámica”. Como dije antes, no se trata de blanco y negro, de tener una mente estática para todo o una dinámica para todo. La diferencia está en la forma en que lo pensamos o en cómo nuestro sistema de valores y creencias es capaz de cambiar cada una de las situaciones que se presentan, porque si éste último es más fuerte que lo nuevo que se nos propone, el cambio nunca llegará.
El cambio requiere dinamismo. El cerebro piensa, intenta y lo hace de nuevo. Por esta gran razón es importante lo que los estadounidenses llaman feedback positivo. Debemos generar un sentimiento positivo, recordar que pedimos un cambio, algo que nuestro jugador no sabe, que no hace bien, en lo cual se equivoca, algo en lo que no se siente seguro.
A un niño que aprende a caminar no le decimos: “¡LEVÁNTATE! ¿CÓMO LO HACES? ¡ES FÁCIL! ¡UN PIE DESPUÉS DEL OTRO Y VERÁS QUE ES UNA ESTUPIDEZ!” Lo animamos incluso si se cae, incluso si se golpea, incluso si sufrimos porque podría resultar herido. Y él continúa, insiste, persiste y al final tiene éxito incluso después de cometer errores.
A nadie le gusta estar equivocado o vulnerable frente a sus compañeros de equipo o sus adversarios, por lo que la creación de estas nuevas conexiones debe tener lugar en el contexto del entrenamiento, creando el clima y la atmósfera para el aprendizaje, reconociendo que cometer errores es la forma de aprender, errar y repetir, tener feedback y repetir de nuevo. Por supuesto que hacemos todo esto para que el cambio pueda ser aprovechado durante el juego, pero es un proceso que hay que hacer en el entrenamiento.
“Mejorar no es imposible. Se necesita perseverancia, determinación y los entrenadores deben conocer la técnica y la situación que quieren cambiar”.

Intentaré enumerar los aspectos a tener en cuenta para elegir qué hacer y cómo conseguir el famoso salto de calidad.

1. Diagnóstico
2. Elección
3. Programa
4. Evaluación y 
feedback
5. Conclusión

Diagnóstico

Lo primero que tenemos que hacer en todos los niveles es entender, a través de un diagnóstico verdadero y completo, qué tipo de voleibol tenemos que jugar en el torneo en el que participamos.
·         ¿Cuáles son las cosas que pasan muchas veces en un partido?
·         ¿Cómo se desarrollan las acciones, cómo es la correlación en el tiempo?
Necesitamos saber muy bien cómo es un partido y no hablo solo de las estadísticas de rendimiento o de la actuación de los jugadores. Tenemos que saber qué hacer con esta información, cómo hacer para que mi equipo mejore la eficacia del cambio de saque en un 10%. ¿Dejamos a la capacidad de los jugadores la solución al problema de aumentar éste porcentaje o creamos diferentes opciones, sistemas y variaciones de juego y las entrenamos para lograr nuestro objetivo?
Por ejemplo:
·         ¿cuántas veces recibimos para poder atacar en primer tiempo?
·         ¿Cuántas veces jugamos en primer tiempo?
·         ¿Cuántas veces lo hacemos durante un set?
·         ¿Y cuántas veces lo hacemos en el entrenamiento?
En los últimos Juegos Olímpicos de Rio 2016, el promedio de ataques realizados por los ocho mejores equipos fue de 25,28 por set, de los cuales 13 fueron puntos (52% de #). De esos ataques, 15,78 por set fueron hechos después de una recepción, en la fase de cambio de saque, con un rendimiento de 8,65 puntos por set (54% de #) y 9,50 en contraataque con un promedio de 4,36 puntos por set (45% de #). Eso significa que el 62% de los ataques se realizan después de una recepción y el 38% en la fase de contraataque. Estos datos nos dicen que en el 60% de nuestro entrenamiento tenemos que ocuparnos de la fase 1 y en el 40% de la fase 2.
Recordando que es un promedio de los primeros ocho equipos de los Juegos Olímpicos, de esos 15,78 ataques realizados después de una recepción sólo 4,62 por set fueron por el centro y sólo dos equipos, Brasil e Irán, excedieron los 5 ataques por el centro en cada set. Los centrales en general atacan sólo el 29% del volumen de cambio de saque de los equipos, incluso si la eficacia es superior al 61% (Rusia ha tenido una eficiencia superior al 73%, de 97 ataques ha hecho 74 puntos —77%— con sólo tres bloqueos sufridos y sin errores).
Mensaje para los entrenadores de jugadores principiantes: si quieren poner lo más alto en el centro, por supuesto que no puedo impedirlo, pero asegúrense de que también atacan algunas pelotas más lentas en el centro y no solamente en primer tiempo, especialmente en las categorías juveniles. ¿Cuántas veces atacarán estos niños en un partido y cuánto tiempo tardarán en desarrollarse?
Continuando con el cambio de saque, sólo 1,37 de las pelotas son atacadas en pipe (menos del 9% del volumen) con una eficiencia del 62%. Es decir, que el 62% del cambio de saque se realiza con ataques de punta. Sólo 2,24 ataques por set son pelotas altas (14% del volumen total) con un rendimiento de 0,82 por set. Por lo tanto, el atacante de zona 4 atacó el 31% del volumen con 4,9 pelotas por set, el de zona 2 el 20% del volumen con 3,15 pelotas por set y el 11% para el de zona 1 con 1,74 ataques por set.
Repito, éste es el promedio de las ocho mejores selecciones de los Juegos Olímpicos. Obviamente hay equipos que tienen cantidades mayores en una zona respecto a otros o diferencias en el tipo de pelotas que atacan ligadas sobre todo a la habilidad de los armadores.
Con los niños,
·         ¿cuántas veces hemos recibido y hemos podido armar y atacar?
·         ¿O cuántas veces hemos recibido bien pero no hemos podido atacar?
·         Cuando no lo hicimos, ¿fue a causa de un mal armado o de un error del atacante?
No estoy hablando sólo de hacer un punto, sino de enseñar el juego, de aumentar la posibilidad de completar con éxito una acción o de acercarse a hacerlo. Está más que demostrado que esta es la fase principal de nuestro deporte y es por eso que se llama Fase 1: recepción, armado y ataque.
Sólo debemos controlar cuánto varía según la categoría y el nivel en el que nos encontremos (sin duda, si aumenta el rendimiento en el cambio de saque crecen también en consecuencia las posibilidades de éxito. Recordemos: ¿qué tenemos que hacer la mayor parte del tiempo después de pedir un tiempo fuera? Un cambio de saque).

Elección

En la identificación de la situación a cambiar y en la definición de la prioridad cuenta sin duda el ojo del entrenador, recordemos: ¡poca agua y mucho fuego! Por supuesto, existe un criterio para hacer las elecciones. No es lo mismo si hablamos de un gesto que no sabemos hacer en absoluto o de un defecto que debemos corregir, o incluso de algo que ya hacemos bien pero que podemos hacer en forma excelente de modo que se convierta en un punto fuerte del equipo, en una virtud. Me inclino a elegir estas últimas situaciones que nos transformen “en otra cosa” lo antes posible, en parte porque si es un aspecto del juego que los jóvenes ya conocen pero que pueden manejar aún mejor, la motivación y la dedicación de los jugadores serán mayores.
Claramente, deberá ser una situación que se repita muchas veces durante un partido. No daremos un gran salto de calidad si mejoramos algo que ocurre una vez cada tres rallies. Podemos mejorarlo, pero no nos hará diferentes de lo que éramos antes.
Debemos aprender a identificar, definir bien y elegir: ¿cuál es la situación que, si se mejora, nos permite transformar a un jugador o a un equipo? Mi consejo es intentar con una o dos situaciones para cada jugador y dos o tres situaciones de equipo.
Obviamente, esta elección debe ser comunicada, compartida y explicada a los jugadores individualmente y al grupo.
·         ¿Por qué deberíamos cambiar éste aspecto de nuestro voleibol?
·         ¿Qué beneficios obtendremos?
·         ¿Cuáles serán las dificultades?
·         ¿Y cómo lo vamos a hacer?

Programa

Aquí voy a profundizar en los métodos de entrenamiento y algunos ejercicios como instrumento para lograr el objetivo. ¡Se trata básicamente de cómo vamos a hacer el cambio!
Los tipos de ejercicios son diferentes:
A. Global
B. Sintético
C. Analítico
D. Superanalítico

Ventajas y desventajas de los ejercicios

La ventaja del ejercicio global es que el jugador se entrena en una situación real: es sin duda el mejor método, lo más cercano a jugar un partido. Tiene como desventaja la pequeña cantidad de repeticiones que los jugadores pueden hacer. Los otros ejercicios nos permiten un mayor número de contactos, pero se alejan más de la situación real y los ejercicios analíticos carecen de la parte más importante que es la identificación de la situación y de la decisión.
Un jugador es bueno cuando elige la mejor solución para la situación que se le presenta.
Me gustaría volver sobre las diferencias que he mencionado antes sobre los métodos de las selecciones. La norteamericana se basa en el aprendizaje motor y sus claves. Identificar la situación, decidir y elegir la solución, ejecutar el golpe, recibir feedback a través de claves y ejecutarlo nuevamente. Es un sistema en el cual todo tiene que hacerse como en el juego.
Los norteamericanos son los creadores del método global en el que la técnica se entrena y se aplica sólo en la situación de juego, casi sin ejercicios analíticos y en ausencia de elementos externos en el entrenamiento (mesas, plataformas, máquinas lanza pelotas para el saque, etc.). La gran mayoría de los ejercicios es una competición con una puntuación. Los norteamericanos hacen un solo entrenamiento largo por la mañana, primero el entrenamiento técnico y luego el de pesas.
La selección brasileña de Bernardinho, en cambio, siempre se ha caracterizado por grandes volúmenes de entrenamiento y numerosas repeticiones técnicas de forma analítica: defensas con plataformas (se han hecho famosos los ex jugadores que participaron en los entrenamientos para atacar y sacar), recepciones con plataformas y máquinas lanza pelotas, bloqueos con jugadores sobre plataformas y muchos ejercicios analíticos para la precisión de los armadores con el uso de cestos. La tarde incluye generalmente un seis contra seis muy intenso, sin puntuación, con muchas acciones y pelotas añadidas a discreción del entrenador, dependiendo del objetivo del entrenamiento.
Mi intención no es hacerles elegir un método u otro, sino decirles que los diferentes métodos son, en mi humilde opinión, extremadamente exitosos. Desde los años 80 hasta la actualidad, ambos han sido protagonistas absolutos de todas las competiciones internacionales. El método estadounidense logra el mismo resultado en menos tiempo, pero lo hace con los estadounidenses en su contexto y con sus valores y creencias. Yo mismo intento utilizar muchas de las ideas, conceptos y ejercicios de Bernardinho, pero sin obtener los mismos resultados.
Entonces,
·         ¿Cómo creamos nuestro programa?
·         ¿Qué criterios y principios tendremos en cuenta para realizarlo?
·         ¿Cómo vamos a organizar nuestros entrenamientos?
·         ¿Qué tipo de ejercicios elegimos para lograr nuestro objetivo?
Uno de los factores importantes para mí es: ¿en cuánto tiempo vamos a dar un salto de calidad?
Porque seguramente si entreno cada día durante 10 meses mis jugadores mejoran un poco, pero es esencial entender cómo acelerar el proceso para que mejoren lo más rápido posible en base a éste concepto y recordando la “¡poca agua con mucho fuego!”
Los jugadores mejoran con muchas repeticiones de calidad en la unidad de tiempo más pequeña posible. Insisto en la calidad de las acciones porque si sigues haciendo 100 recepciones malas al día, te cansarás, mejorarás un poco pero nunca conseguirás un buen resultado. Si en cambio cada día haces 10 repeticiones excelentes, ciertamente mejorarás en menos tiempo que el jugador anterior.
Una vez más mi sugerencia es la combinación de ambos métodos, siempre partiendo del juego, repitiendo muchas veces los gestos técnicos en un contexto real, en el que el jugador debe identificar la situación, decidir y realizar un golpe (recordándonos que el tiempo de reacción es muy corto). Si es necesario, podemos extrapolar el gesto del seis contra seis, probarlo analíticamente, hacer muchas repeticiones en poco tiempo y luego volver a insertarlo en el juego.
También sugiero crear pequeños grupos para realizar múltiples ejercicios sintéticos globales, en los que sólo se incluye una parte del juego. Esta opción incluye identificar la situación y decidir qué movimiento hacer y permite tener un feedback inmediato y entender si la decisión es efectiva o no. Y es una solución que he encontrado al problema del número de repeticiones.
Por ejemplo: los dos armadores, uno o dos líberos, obviamente depende de las personas que tienes a disposición, y todos los centrales. El líbero recibe de un lado de la red y un central ataca contra el bloqueo de otro central y la defensa en zona 1 del otro armador y en zona 5 del otro central o del líbero. Es cierto que no es un ejercicio completo, pero en 10 minutos cada central puede hacer más de 15 ataques y el líbero supera las 45 recepciones.
En el siguiente entrenamiento podemos insertarlo en el seis contra seis con la recepción y el ataque en el cambio de saque para consolidar los resultados que hemos obtenido. Al día siguiente hacemos lo mismo sólo con los opuestos que atacan contra un bloqueo y los dos defensores de zonas 1 y 5 y realizamos las repeticiones de ataques en paralelo o en diagonal. Por la tarde lo insertamos de nuevo en el seis contra seis. Por la mañana tienen que hacer seis ataques positivos en paralelo y seis en diagonal. En el seis contra seis serán suficientes tres ataques positivos por cada situación.
Para los equipos de nivel inferior se puede crear un circuito técnico donde los jugadores realizan repeticiones analíticas fuera de la cancha (movimiento del brazo contra la pared, carrera para el ataque, golpe bajo contra la pared…) mientras que los atacantes de punta y los opuestos están en la cancha haciendo un ejercicio sintético global previamente establecido. Luego se modifican los grupos hasta que todos entran en la situación del seis contra seis: con éste método de trabajo todos han triplicado las repeticiones.
Mi consejo es elegir un par de cosas y repetirlas muchas veces hasta consolidarlas, aunque conscientes del principio de variar los entrenamientos por el hecho de que los jugadores se aburren de hacer siempre lo mismo.
Repetir un aspecto del juego que queremos cambiar hasta que se cambie me ha dado muchos resultados.
Recordemos: necesitamos mucho fuego, que no es otra cosa que el número de repeticiones positivas en la misma situación. Por supuesto, cuando ese aspecto del juego cambie sistemáticamente, cambiaremos y haremos otro ejercicio, fijaremos otro objetivo y trataremos de dar un nuevo salto de calidad. Esto no significa hacer lo mismo, pero creo que los ejercicios son los medios para definir y lograr nuestros objetivos para el juego, no para ver quién gana o pierde en el entrenamiento con tantos ejercicios a puntos, sino porque esa puntuación nos ayuda a evaluar la situación que estamos entrenando o a trabajar sobre cómo mentalmente se razona cuando hay una puntuación, lo que pasa si te equivocas.

Evaluación y feedback

No necesariamente se requiere de equipo costoso para obtener información de los entrenamientos. El papel y el lápiz siguen siendo herramientas válidas para cuantificar cuántas veces se hacen bien las cosas y hoy en día todos los teléfonos móviles están equipados con una cámara de video para grabar los movimientos o gestos técnicos que queremos mejorar (hay aplicaciones libres muy interesantes y precisas para evaluar técnicas, ángulos y distancias).
La evaluación sin embargo es vital para tener un feedback y saber que lo aprendido está consolidado. ¡No basta con decir bien, bravo o eres un fenómeno! El feedback positivo es la pieza central de una clave única y te dice lo que debes hacer y lo que debes evitar: extender los brazos es mejor que doblarlos, el codo hacia arriba en lugar de hacia abajo, un solo consejo útil a la vez.
Tenemos que averiguar cuál es la prioridad para una ejecución exitosa. Si hablamos de un ataque:
·         ¿Es un problema de tiempo?
·         ¿Cuándo tengo que iniciar la carrera?
Por ejemplo, si hablamos de una pelota alta,
·         ¿cuándo alcanza su altura máxima, luego se ralentiza y comienza su descenso?
Tenemos que dar un input para saber cómo medir y reconocer el momento adecuado para saltar.
·         ¿Es un problema de ejecución?
·         ¿El último paso es muy corto, saltos largos y hacia adelante?
Tenemos que crear un nuevo input para saltar verticalmente.
·         ¿Es un problema del brazo?
·         ¿El impacto sobre la pelota en juego no es bueno?
·         ¿Cargo con el codo muy adelante?
·         ¿No extiendo el brazo?
¡Se necesita un nuevo input para que el codo se mantenga más alto! ¡Si un jugador ataca puedo decirle que tiene que cambiar la forma de saltar, dar el último paso más largo, saltar hacia arriba, mantener el codo atrás y el brazo extendido!
Todo junto es difícil, es como cuando mi madre me pedía que ordenara toda mi habitación y yo no quería hacerlo. Limpiar todo era demasiado. Pero si me pedía que le llevara la ropa sucia para lavar, ¡lo hacía rápido e inmediatamente! ¡Una cosa a la vez! Recordemos que nuestro objetivo es que se sienta, vea y entienda que lo que estamos haciendo es trabajar y mejorar para conseguir otro jugador u otro equipo.

Conclusión

Como he dicho antes, está científicamente probado que no será una tarea fácil, pero no es para nada imposible. La perseverancia y la determinación son necesarias para cambiar y nosotros los entrenadores debemos conocer la técnica o la situación que queremos mejorar, sabiendo que habrá momentos en los que el jugador sufrirá por haber cometido un error. Tenemos que explicarle y demostrarle por qué creemos que puede hacerlo. Necesitamos el video de la acción y la comparación con el principio y también con alguien que haga bien ese gesto, para crear o consolidar un modelo y una imagen mental de lo que queremos conseguir. También está demostrado que aprendemos de lo que vemos y que creamos la imagen de lo que queremos. Lo dejamos claro muchas veces, pero los jugadores no lo entienden o lo distorsionan. Nuestro trabajo es intentar resolver el problema y motivar al jugador para que pueda volver a intentarlo y hacer un gesto técnico correctamente.
Recordemos: ¡poca agua y mucho fuego y haremos muchos saltos de calidad!






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